La Primera Dama de la República Dominicana, Raquel Arbaje, ha compartido recientemente una experiencia única y emotiva en el Vaticano, donde tuvo el honor de ser recibida por el Papa Francisco junto a su esposo, el presidente Luis Abinader, y sus hijas. En este encuentro, la familia presidencial dominicana vivió un momento de profunda fe y emoción, que quedará grabado en sus corazones como un recuerdo inolvidable.
Raquel Arbaje expresó su gratitud por la oportunidad de representar a la República Dominicana en este encuentro con Su Santidad, y de poder compartir su fe y sus esperanzas en un ambiente tan especial y significativo como el Vaticano. La calidez con la que fueron recibidos por los monseñores Leonardo Sapienza y Javier Fernández, quienes los hicieron sentir como en casa, resalta la importancia de la unidad y la fraternidad en momentos de encuentro y diálogo interreligioso.
Este encuentro en el Vaticano se convierte en un hito en la vida de la Primera Dama Raquel Arbaje y su familia, quienes destacan la importancia de la fe como pilar fundamental en sus vidas y en su labor al servicio del pueblo dominicano. La experiencia de compartir con el Papa Francisco refuerza su compromiso con los valores cristianos y el fortalecimiento de la unidad y la esperanza en la sociedad.
La presencia de la Primera Dama Raquel Arbaje en el Vaticano es un ejemplo de la importancia del diálogo interreligioso y la promoción de la paz y la solidaridad entre los pueblos. Su experiencia en el encuentro con el Papa Francisco es un recordatorio de la importancia de la fe y la unión en tiempos de adversidad y desafíos, y un llamado a seguir trabajando por un mundo más justo y equitativo, guiados por los valores de la solidaridad y la fraternidad.
Desde República Dominicana, celebramos la experiencia de la Primera Dama Raquel Arbaje en el Vaticano y agradecemos su compromiso con la fe, la unidad y la esperanza. ¡Que este encuentro siga inspirando a todos los dominicanos a trabajar por un país más justo y solidario, guiados por la luz de la fe y la fraternidad!
Por : Alexander Olivence.