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La Usurpación de la Profesión Periodística en República Dominicana: Un Llamado a la Reflexión

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En los últimos años, hemos sido testigos de un fenómeno alarmante en República Dominicana: la usurpación de la profesión del periodista y comunicador. Esta situación se ha vuelto tan grave que resulta necesario establecer una analogía para entender su magnitud. Imaginemos a una persona que, sin haber cursado ni una sola materia de medicina, se coloca una bata blanca y cuelga un estetoscopio en el cuello, comenzando a dar diagnósticos y prescripciones. La imagen es extrema, pero refleja con claridad lo que está ocurriendo en el ámbito de la comunicación.

Hoy en día, cualquier persona con un celular o un micrófono se siente con el derecho de autodenominarse «comunicador» o «periodista». Esta transformación casi mágica, donde los dispositivos de grabación convierten a bachilleres o incluso a analfabetos funcionales en supuestos expertos en comunicación, es un fenómeno preocupante que amenaza la calidad y la ética del periodismo.

El intrusismo en el campo de la comunicación está fuera de control en el país. Estas personas, carentes de formación académica y de principios éticos, a menudo propagan información errónea, sensacionalista y, en muchos casos, perjudicial. Esto no solo desvirtúa el trabajo de los verdaderos profesionales de la comunicación, sino que también afecta la percepción pública de los medios y la confianza de la sociedad en la información que reciben.

Los comunicadores y periodistas desempeñan un papel crucial en la democracia, actuando como guardianes de la verdad y responsables de informar al público de manera precisa y objetiva. Es fundamental que se respeten las normas y estándares de una profesión que requiere formación, compromiso y ética.

Es hora de que la sociedad dominicana y las instituciones involucradas en la comunicación tomen cartas en el asunto. Se necesita una regulación más estricta que proteja la profesión y garantice que quienes se dediquen a informar al público cuenten con la preparación necesaria. La educación y la capacitación son esenciales para formar comunicadores competentes que entiendan la relevancia de su labor en la construcción de una sociedad informada y responsable.

La usurpación de la profesión periodística no solo es un problema de ética profesional, sino también una cuestión de responsabilidad social. Todos debemos unirnos en la defensa de la comunicación veraz y de calidad, fomentando un entorno donde el respeto a la profesión y a los profesionales comprometidos prevalezca. Solo así podremos construir un panorama informativo más sólido y confiable para todos los dominicanos. Por : Alexander Olivence