Hoy, en memoria de una figura excepcional, queremos honrar a doña Rosa Gómez de Mejía, cuyo legado perdura en cada corazón que tuvo el privilegio de cruzar su camino. Su dulzura, dedicación y fortaleza continúan siendo una luz inspiradora para todos nosotros.
Doña Rosa nos enseñó con su ejemplo la importancia de la integridad y el amor incondicional. A través de sus acciones y palabras, dejó una huella imborrable en nuestras vidas, recordándonos la belleza de vivir con autenticidad y compasión.
En este día, le expresamos nuestro más profundo agradecimiento a doña Rosa por haber enriquecido nuestras vidas con su presencia y por haber sido un faro de bondad en un mundo a menudo convulso. Que su legado de amor y generosidad perdure en nuestros corazones, guiándonos siempre hacia la luz en los momentos de oscuridad. Por : Alexander Olivence